sábado

4 de diciembre. Primer Sábado.

Señores,
ha sido un placer tocar con ustedes

Titanic (James Cameron, 1997)
Tú conoces, Señor, mi corazón y sabes que todo cuanto me llegues a dar, deseo emplearlo en provecho de mis amigos y por ellos consumirlo. Yo mismo me gastaré de buena gana por ellos. Que así sea, Señor mío, que así se haga. Mis sentidos y mis palabras, mi descanso y mi trabajo, mis actividades, mi muerte, mi vida, mi salud, mi enfermedad; todo cuanto soy, mi vivir, sentir y pensar, todo lo gastaré por ellos, todo lo entregaré para ellos, por quienes Tú mismo te entregaste... Tú, Dios nuestro, misericordioso, escucha mis ruegos en favor de aquellos por quienes el cargo y el amor me obligan e inclinan a pedir. A ello me alienta la consideración de tu benignidad. Sabes, muy dulce Señor, cuánto les amo y cómo mi corazón y mi afecto se ocupan de ellos.
Oración por los amigos, San Elredo de Rievoulx

Para saber dar y darnos por nuestros amigos, compañeros en el camino de la vida...
¡Ven, Señor Jesús!

viernes

3 de diciembre. Primer Viernes.

Si la violencia es lo que cuenta, entonces
no tengo fuerzas para vivir en un mundo así

La Misión (Roland Joffé, 1986)
En los cinco últimos años he recordado a menudo que la Carta de las Naciones Unidas empieza con las palabras "Nosotros los pueblos". Lo que no siempre se reconoce es que "nosotros los pueblos" estamos compuestos de personas cuyo título a los derechos más fundamentales se ha sacrificado muchas veces en aras de supuestos intereses del Estado o de la nación.

Los genocidios empiezan dando muerte a un hombre, no por lo que ha hecho sino por lo que es. Las campañas de "limpieza étnica" empiezan con el enfrentamiento entre vecinos. La pobreza comienza cuando se niega a un solo niño o niña su derecho fundamental a la educación. Se empieza dejando de defender la dignidad de una sola vida, y con frecuencia se termina con una catástrofe que asola a enteras naciones.

En este nuevo siglo, hemos de comprender ante todo que la paz no pertenece solamente a los Estados o a los pueblos, sino a todos y cada uno de los miembros de estas comunidades. Ya no es posible aducir la soberanía de los Estados como pretexto para cometer graves violaciones de los derechos humanos. Hay que hacer que la paz sea un hecho real y tangible en la existencia cotidiana de cada persona necesitada. Hay que buscar la paz, sobre todo, porque es la condición necesaria para que cada miembro de la familia humana pueda vivir una vida digna y segura

Los derechos del individuo no son menos importantes para los inmigrantes y las minorías de Europa y América que para las mujeres del Afganistán o los niños de África. Son tan fundamentales para los pobres como para los ricos. Son tan necesarios para la seguridad del mundo desarrollado como para la del mundo en desarrollo.
Kofi Annan

Para que seamos pilares de la paz y la no-violencia...
¡Ven, Señor Jesús!

jueves

2 de diciembre. Primer Jueves.

No necesitábamos diálogos...
¡teníamos rostros!

El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950)
Jesús comunica con su vida más que con la palabra. Está hoy científicamente comprobado que la comunicación gestual ocupa hasta un 60% de lo que comunicamos y que las palabras sin el gesto quedan vacías de contenido.

Los gestos de Jesús eran testimoniales: sanar al leprosos, devolver la vista al ciego, escuchar al hombre o a la mujer herida por una sociedad que la excluye, ocuparse de los niños, comprender la desesperación del centurión que viene a pedir la salud para su criado, etc. Lo vemos en la casa de los pecadores comiendo con ellos; es una vida hecha de gestos y de comportamientos que van dejando en quienes lo ven un interrogante y una lección cargada de vida para las mayorías abandonadas.

Por algo su vida resultaba tan incómoda para los potentados de su tiempo. Su comunicación gestual, es decir, no verbal, ya era denuncia y dejaba al descubierto a muchos.
Numa Molina, SJ

Para que potenciemos nuestra capacidad de lenguaje no verbal hacia la afectuosidad y la comprensión...
¡Ven, Señor Jesús!

miércoles

1 de diciembre. Primer Miércoles

Si quieres ser comprendido,
debes saber escuchar

Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006)
Qué difícil es escuchar, sobre todo en medio del ruido ensordecedor del ajetreo cotidiano, y más todavía en el de las grandes ciudades, cuyo ritmo acelerado impide encontrar espacios y momentos de silencio y de soledad para oír la voz del Señor que nos habla de múltiples formas, muchas veces desapercibidas por nosotros. Por eso es necesario un esfuerzo constante para buscar y hallar esos espacios y momentos en los cuales podamos percibir lo que Dios nos dice y disponernos así a escuchar a las personas que nos rodean, especialmente a las más necesitadas de atención.

En el caso de las familias, es necesario que el Señor abra los oídos de todos sus integrantes para que se dispongan a escucharse unos a otros, en un ambiente de diálogo que haga posible la comprensión y la ayuda mutua en todos los aspectos de la relación del esposo con la esposa, del padre y la madre con sus hijos e hijas, de los hermanos y las hermanas entre sí.

Y en el ámbito social, también es preciso que Jesús nos disponga a escucharnos unos a otros, saliendo cada cual de sí mismo para trabajar todos juntos en la búsqueda de la convivencia pacífica mediante una disposición constante al diálogo constructivo. La verdadera comunicación, como condición necesaria para la convivencia en paz, supone y exige la disposición de cada persona a escuchar a las demás, haciendo silencio en su interior para dejarse interpelar por el otro.
Gabriel Jaime Pérez, SJ

Para que seamos capaces de prestar nuestros oídos a los que necesitan ser escuchados...
¡Ven, Señor Jesús!

martes

30 de noviembre. Primer Martes.

Hagas lo que hagas, ámalo

Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988)

No es lo importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó.
Sólo siendo sinceros y trabajando con Dios, poniendo en ello toda nuestra alma, podremos llevar la salvación a los demás. Pero para ello es necesario que no perdamos nuestro tiempo mirando y deseando hacer lo que hacen los demás.

No es tanto lo que hacemos cuanto el amor que ponemos en lo que hacemos lo que agrada a Dios.

Mientras el trabajo sea más repugnante, mayor ha de ser nuestra fe y más alegre nuestra devoción.

No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.

A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
Madre Teresa de Calcuta

Para que aprendamos a poner el alma en cada cosa que hacemos...
¡Ven Señor Jesús!

lunes

29 de noviembre. Primer Lunes.

Los ogros somos como las cebollas


Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001)

La verdad nos hace libres, y esa verdad incluye la mía, mi realidad, mi identidad, mis verdaderos intereses, quién soy y para qué vivo. Si yo oculto y disfrazo mi verdad y aparento ser lo que no soy, entonces me quedaré en la superficialidad y no podré llegar a lo profundo.

San Agustìn decía. “Que me conozca, Señor, para que te conozca”. Ocultando nuestra realidad no podemos encontrarnos tampoco con Dios, porque estaremos presentándole a Dios una apariencia. ¿Por qué no tratar de ser nosotros mismos al menos en la oración? Nada mejor que estar ante Dios tal como somos, con nuestras intenciones reales, nuestras miserias, nuestros deseos, sin pretender engañarlo ni ocultarle nuestra verdad.

Nuestra vida en sociedad está llena de máscaras, barnices, adornos, disimulos. Tanto nos acostumbramos a presentar una imagen que llega un momento que ya no sabemos quienes somos nosotros mismos en realidad. Cuando nos descuidamos, comenzamos a fabricar alguna máscara para evitar los cambios más profundos, o porque no nos atrevemos a ser nosotros mismos.

¿Cuáles son las máscaras que tenemos que entregarle al Espíritu Santo para que él nos libere?
P. Víctor Manuel Fernández

Porque necesitamos ayuda para ser auténticos y mostrarnos sin temores...
¡Ven, Señor Jesús!

domingo

28 de noviembre. Primer Domingo

A Dios pongo por testigo de que jamás
volveré a pasar hambre

Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939)


"Tengo compasión por la muchedumbre" (Mc 8, 2), dijo Jesús antes de multiplicar los panes para alimentar a quienes le seguían desde hacía tres días para escuchar su palabra.
El hambre del cuerpo no es la única que padece la humanidad; tantos de nuestros hermanos y hermanas tienen también hambre y sed de dignidad, de libertad, de justicia, de alimento para su inteligencia y su alma; hay también desiertos para los espíritus y los corazones.

¿Cómo manifestar de un modo concreto nuestra conversión y nuestro espíritu de penitencia en este tiempo de preparación?

En primer lugar, en la medida de nuestras responsabilidades, grandes a veces, no colaborando en cuanto pueda contribuir a causar el hambre –aunque sólo sea de uno de nuestros hermanos y hermanas en humanidad– ya esté cercano o a miles de kilómetros; y, si lo hemos hecho, reparando.

En los países que sufren el hambre y la sed, los cristianos participan en las ayudas urgentes y en las batallas contra las causas de esta catástrofe de las cuales ellos son víctimas como sus compatriotas. Ayudémosles compartiendo lo superfluo e incluso lo necesario (...). Tomemos parte generosamente en las acciones programadas en nuestras Iglesias locales.

Recordemos sin cesar que compartir es entregar a los otros lo que Dios les destina y que nos es confiado.
Juan Pablo II.

Por nuestros hermanos que viven sufriendo el hambre...
¡Ven Señor Jesús!
volveré a pasar hambre