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3 de diciembre. Primer Viernes.

Si la violencia es lo que cuenta, entonces
no tengo fuerzas para vivir en un mundo así

La Misión (Roland Joffé, 1986)
En los cinco últimos años he recordado a menudo que la Carta de las Naciones Unidas empieza con las palabras "Nosotros los pueblos". Lo que no siempre se reconoce es que "nosotros los pueblos" estamos compuestos de personas cuyo título a los derechos más fundamentales se ha sacrificado muchas veces en aras de supuestos intereses del Estado o de la nación.

Los genocidios empiezan dando muerte a un hombre, no por lo que ha hecho sino por lo que es. Las campañas de "limpieza étnica" empiezan con el enfrentamiento entre vecinos. La pobreza comienza cuando se niega a un solo niño o niña su derecho fundamental a la educación. Se empieza dejando de defender la dignidad de una sola vida, y con frecuencia se termina con una catástrofe que asola a enteras naciones.

En este nuevo siglo, hemos de comprender ante todo que la paz no pertenece solamente a los Estados o a los pueblos, sino a todos y cada uno de los miembros de estas comunidades. Ya no es posible aducir la soberanía de los Estados como pretexto para cometer graves violaciones de los derechos humanos. Hay que hacer que la paz sea un hecho real y tangible en la existencia cotidiana de cada persona necesitada. Hay que buscar la paz, sobre todo, porque es la condición necesaria para que cada miembro de la familia humana pueda vivir una vida digna y segura

Los derechos del individuo no son menos importantes para los inmigrantes y las minorías de Europa y América que para las mujeres del Afganistán o los niños de África. Son tan fundamentales para los pobres como para los ricos. Son tan necesarios para la seguridad del mundo desarrollado como para la del mundo en desarrollo.
Kofi Annan

Para que seamos pilares de la paz y la no-violencia...
¡Ven, Señor Jesús!

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