miércoles

1 de diciembre. Primer Miércoles

Si quieres ser comprendido,
debes saber escuchar

Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006)
Qué difícil es escuchar, sobre todo en medio del ruido ensordecedor del ajetreo cotidiano, y más todavía en el de las grandes ciudades, cuyo ritmo acelerado impide encontrar espacios y momentos de silencio y de soledad para oír la voz del Señor que nos habla de múltiples formas, muchas veces desapercibidas por nosotros. Por eso es necesario un esfuerzo constante para buscar y hallar esos espacios y momentos en los cuales podamos percibir lo que Dios nos dice y disponernos así a escuchar a las personas que nos rodean, especialmente a las más necesitadas de atención.

En el caso de las familias, es necesario que el Señor abra los oídos de todos sus integrantes para que se dispongan a escucharse unos a otros, en un ambiente de diálogo que haga posible la comprensión y la ayuda mutua en todos los aspectos de la relación del esposo con la esposa, del padre y la madre con sus hijos e hijas, de los hermanos y las hermanas entre sí.

Y en el ámbito social, también es preciso que Jesús nos disponga a escucharnos unos a otros, saliendo cada cual de sí mismo para trabajar todos juntos en la búsqueda de la convivencia pacífica mediante una disposición constante al diálogo constructivo. La verdadera comunicación, como condición necesaria para la convivencia en paz, supone y exige la disposición de cada persona a escuchar a las demás, haciendo silencio en su interior para dejarse interpelar por el otro.
Gabriel Jaime Pérez, SJ

Para que seamos capaces de prestar nuestros oídos a los que necesitan ser escuchados...
¡Ven, Señor Jesús!

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