martes

14 de diciembre. Tercer Martes.

Un corazón puede estar roto,
pero aún así sigue latiendo.

Tomates verdes fritos (Jon Avnet, 1991)
Don Enrique quería mucho a su caballo. Diariamente le gustaba montarlo, y había designado a uno de sus trabajadores de más confianza para que lo tuviera siempre listo, y le prodigara el alimento y los cuidados necesarios para que aquel animal viviera tranquilamente.

Por aquellas cosas que uno no sabe explicar y que simplemente "pasan", el caballo de Don Enrique cayó a un pozo profundo, donde se pensaba construir una cisterna que proveyera del líquido vital al rancho de aquel buen señor...

Hicieron muchos esfuerzos para sacar al animal, pero todo parecía empeorar la situación. El caballo sufría, y a Don Enrique se le partía el corazón...

No viendo otra solución, y tratando de "aminorar el dolor" del animal, Don Enrique mandó a su trabajador que echara tierra sobre el caballo, sacrificándolo.

Sin embargo, el animal, al sentir la tierra sobre su cuerpo, con grandes esfuerzos podía sacudírsela un poco, la tierra caía y éste, poco a poco, pero constantemente, trataba de salir de aquel atorón.

Don Enrique se llenó de esperanza. A mayor cantidad de tierra, mayores esfuerzos, y mejores resultados. Así estuvieron hasta que, exhausto pero notablemente contento, el caballo salió...
Sec. Diocesana de Evangelización y Catequesis de Guadalajara (México)
 
Porque nuestra vida está llena de "esto es el fin", de "ya no puedo más", de "no puedo seguir", pero Tú puedes hacernos ver que cada dificultad puede suponer un impulso para salir adelante ...
¡Ven, Señor Jesús!

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