jueves

23 de diciembre. Cuarto Jueves

Segunda estrella a la derecha;
rumbo hacia el mañana

Star Trek: Aquel país desconocido (Nicholas Meyer, 1994)
 «En la causa del Reino no hay tiempo para mirar para atrás, y menos para dejarse llevar de la pereza» (Novo millennio ineunte : NMI 15). El cristiano no pone la mano en el arado de la vida y de la historia para mirar hacia atrás, sino para labrar la tierra que tiene por delante. (…)

O nos definimos en nuestra esencia y en nuestro mismo ser vital o sucumbiremos absorbidos por otras identidades. Salvaremos la identidad cristiana si creemos, amamos y vivimos coherentemente el misterio de la persona y de la misión de Jesús de Nazaret, mesías, hijo de María e Hijo de Dios, palabra y revelación definitiva del Padre, redentor del hombre y del cosmos, presente viva y eficazmente en la historia mediante la acción de su Espíritu divino. (…)

La experiencia histórica del segundo milenio cristiano abogó por la división y la diversidad, rompiendo la tela inconsútil de la única Iglesia de Cristo. El tercer milenio está abogando por la comunión y convocación de todos en la única Iglesia de Cristo, por más que éstas sean todavía imperfectas e incompletas.

En nuestra identidad cristiana no podemos hacer caso omiso de la penosa división, ni de las consecuencias que de ella se derivan en la concepción teológica y en las actitudes y comportamientos prácticos.

Pero la invocación de Cristo ut unum sint «es, a la vez, imperativo que nos obliga, fuerza que nos sostiene y saludable reproche por nuestra desidia y estrechez de corazón» (NMI 48).

En virtud de nuestra identidad cristiana, con todo, podemos juntos rezar el credo apostólico, juntos leer y meditar el Evangelio, juntos rezar el padrenuestro, juntos llevar a cabo la colaboración de la caridad y, sobre todo, el gran ecumenismo de la santidad y del martirio (cf NMI 48). .

Mirando hacia el futuro del ecumenismo el Card. Walter Kasper ha dicho: «Tenemos una cosa importante que hacer en el curso del siglo XXI en el que estamos: buscar comprender, interesarnos por el problema, profundizarlo, acercarnos a él con simpatía, con apertura de espíritu, hasta el punto que nos convenzamos de la necesidad de pedir al Señor que nos conceda ser uno en la alabanza y en la adoración. El ecumenismo no es un accesorio. La cosa más importante es estar convencido de que no es una opción»
Revista Ecclesia

Porque como Iglesia debemos recordar el valor de la Unidad dentro de la diversidad, y fijarnos en los puntos en común que nos definen como Cristianos, y esforzarnos por un futuro con el común fin de propagar Tu mensaje...
¡Ven, Señor Jesús!

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