martes

21 de diciembre. Cuarto Martes

Sólo hay que creer

Descubriendo Nunca Jamás (Marc Forster, 2004)

Conocer a Dios en sí mismo, en su intimidad, se nos escapa por entero. No se conoce a Dios de hombre a hombre. Dios es un mundo nuevo e inaccesible al hombre. Para alcanzar es mundo nuevo, inaccesible, se nos da un verdadero sexto sentido: la Fe.

Lo que es la vida para la planta, el sistema nervioso para el animal, o el pensamiento para el hombre en relación con el mundo visible que lo rodea, eso es la Fe respecto al mundo secreto de Dios: un puente que sirve de unión entre Dios y el hombre.

La Fe abre al hombre a una nueva dimensión prodigiosa. Más allá de los límites de su naturaleza y de su universo, lo hace apo para descubrir una supernaturaleza, una sobrenaturaleza, lo sobrenatural, lo que está por encima de nuestros sentidos o de nuestra razón, el mundo de Dios en sí mismo. El hombre alcanza entonces lo ilimitado, ha encontrado una plenitud indescriptible. Dios mismo comparte sus secretos con él. (...)

La Fe está hecha de dos elementos inseparables: es luz, pero una luz que brilla en la noche, es decir, en las tinieblas, en la oscuridad. La luz no es el pleno sol del mediodía, que no deja ningún detalle a oscuras, porque lo ilumina todo. Es una luz, pero en la oscuridad.

Como las estrellas del cielo, como los focos que jalonan la pista de aterrizaje para orientar al aviador que acaba de recorrer miles de kilómetros en la noche, o como los faros del automovilista cuyo fugor ilumina la ruta aunque el paisaje de en torno permanece oscuro, la Fe nos guía en un camino rodeado de oscuridad. Pero es luz en la noche, insistimos. Eso es lo que hace la vida de la Fe preciosa y difícil. Porque es Luz, le pedimos que responda a todas nuestras interrogaciones, y nos decepciona que no lo haga. Siempre quedarán zonas en penumbra, pero lo esencial es el rayo luminoso que entreabre el camino en medio de las tinieblas.
De Nazaret, Fraternidad Marianista de Valladolid

Para que renazca contigo nuestra Fe...
¡Ven, Señor Jesús!

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